Hace unos minutos, en Puerto Vallarta se experimentó un apagón general, diría total pero sería atreverme a más de lo que no puedo comprobar.
En redes, la noticia corrió por el morbo, por la necesidad primero de saber qué había pasado, después de conocer el área afectada y ya de paso preguntar cuánto tardaría en llegar porque el pinche zancudero se empezaba apoderar los más jodidos.
Nadie supo por qué ocurrió el apagón; uno de los argumentos más coherentes y razonables sería relacionar este con la lluvia de unos minutos antes que venía acompañada de vientos fuertes, una tormenta de la que nadie nos advirtió, ni siquiera el meteorólogo del CUC que nunca le atina a ninguno de sus pronósticos. La otra teoría está relacionada con un ejercicio conocido por su constante presencia en los países con política socialista en los que hay varios factores a considerar, el primero es el posible ahorro de dinero porque, aunque para usted parezca una locura, dejar sin energía eléctrica a una ciudad aunque sea por unos minutos significa un ahorro millonario para la empresa encargada de suministrar energía eléctrica al pueblo, la otra teoría es aún más terrorífica y se relaciona con el control del pueblo, con la inahibilitación de los servicios para provocar dependencia al gobierno, esto parece más absurdo pero imagine que desaparecen las empresas de gas y solo el gobierno puede suministrárselo, no se crearía una dependencia a estirar la mano, sobretodo cuando esta estrategia de asistencialismo va acompañada del subsidio del gobierno federal mediante el aprovechamiento de los impuestos que pagan los ciudadanos, desviando el recurso de otras áreas para concentrarlo en una necesidad básica como el gas, la energía eléctrica y después los alimentos de la canasta básica.
Suena terrible pero no lo descartaría, sobretodo cuando la autorodad, federal, estatal, municipal o la propia Comisión Federal de Electricidad no han salido a justificar el apagón que puso en jaque a todo el municipio.
Nos comimos las uñas, a ciegas mientras leímos sobre conspiraciones.
¿Será el principio?, no es el primer lugar en el que sucede un apagón de esta magnitud, así que habrá que esperar a que alguien culpe razonablemente a la lluvia, sin justificar que, independientemente de la lluvia, nunca antes había sucedido, lo que puede significar algo tan sencillo como que las instalaciones no están correctamente mantenidas y que, obviamente, el recurso que usted y yo pagamos no se está destinando en el perfeccionamiento de la capacidad de las lineas eléctricas que mantienen a Puerto Vallarta vivo.
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