Mientras Puerto Vallarta espera el impacto del huracán Roslyn los vientos de otro peor se sienten desde Guadalajara tras el asesinato de Salvador Llamas Urbina.
Cuando pase el huracán el que viene del mar, que deseo a todas y todos no les cause daños, habrá que analizar con profundidad la terrible crisis en que Luis Michel tiene a Vallarta.
La patente incapacidad de Michel es notoria en todos los aspectos de la vida pública en la ciudad y la muerte violenta de Llamas y de quien fuera encargado de Seguridad Pública en Vallarta son únicamente síntomas.
Desabasto de agua, negocios multimillonarios al amparo del poder, auditorías, violencia contra regidoras como Carla Esparza y regidores como Luis Ernesto Munguía, ataques y amenazas a periodistas, implicación de los hijos del alcalde en aspectos administrativos y reparto o cobro de moches y la lista sigue...
Como administrador Michel es un fracaso total, como líder también (lo manipulan a su antojo), como político es un desastre (llegó a la candidatura por las gestione$ del malogrado Llamas ante el traidor Carlos Lomelí).
En las sesiones de ayuntamiento y en conferencias de prensa las y los regidores del ayuntamiento de Puerto Vallarta, Francisco Sanchez Gaeta, Lupita Guerrero, Candelaria Tovar, Carla Esparza, Carla Castro y hasta Diego Franco han señalado incontables perjuicios, ilegalidades y gazapos corruptos del presidente municipal.
Ya hay denuncias penales administrativas y políticas en su contra y de su pandilla de lacras, lo que le sucedió a Llamas, reitero, una tragedia que nadie desea, es la consecuencia de esa falta de capacidad y liderazgo de Michel.
Puerto Vallarta no se merece una administración evidentemente corrupta y manchada ahora de sangre vertida en condiciones que confirman sospechas.
Cuando pase el huracán Michel debe renunciar.
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