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  • Rodrigo Aguilera

De Talpa a Santiago de Compostela

Segunda parte


Por Rodrigo Aguilera



Conté ayer de cómo, mientras se planeaba la peregrinación anual de Siempre Libres a Talpa, nació la idea de hacer El Camino de Santiago.



Se pospuso por varios motivos entre ellos la pandemia provocada por el Covid-19.


Y bueno, con la experiencia de las caminatas por la Sierra Madre y la posibilidad de viajar al ya estar vacunado solo fue cuestión de trámites.


Primero debo decir que es una verdadera suerte que en esta región hayan vacunado con Aztra Zeneca porque muchas de las otras no las valen en el extranjero.



Así que obtenido el certificado nacional todo fue de encontrar una buena oferta de vuelo y completar después el trámite de salud ante la autoridad española.


Durante varias semanas revisé mapas y videos de personas que hicieron la peregrinación este año y todo caía en las mismas recomendaciones que nos da la señora Catalina Colín.


Nada de estrenar ropa o zapatos, ir lo más cómodo posible y planear bien las escalas para comer y dormir.



Así que lo primero por los pies pues unas botas que ya fueron a Talpa, calcetas de alpinismo también ya probadas en la Sierra, pantalones cómodos y camisas y playeras de tela sintética para secado rápido.


Dice mi gran y querida amiga Martha Dau, quien también ya se graduó de peregrina con Siempre Libres en Talpa, que no hay mal clima sino ropa inadecuada así que también le hice caso al amigo Pillo Kuri y empaqué una chamarra y un saco de dormir.


Esto es muy útil ya que en los albergues del camino generalmente no dan cobijas y se pasa frío.


Mañana le tomaré una foto al contenido de la maleta para aclarar.


Lo que se lleva de artículos de higiene pues sí tiene que ver ya más con el gusto y la necesidad personal pero lo que no debe faltar es la vaselina para evitar ampollas por fricción en los pies.


La señora Catalina Colín recomienda sebo pero es más difícil de conseguir.


Así que ya con boleto de avión, itinerario y ropa adecuada todo era cuestión de cruzar el Atlántico.


Decidido a hacer el Camino Francés (hay varias rutas a Santiago de Compostela) al llegar a Madrid tomé el tren a la estación de Chamartín y de ahí embarqué hacia Sarria. El punto de inicio de la caminata, a casi 120 kilómetros de Santiago.


(Para que la peregrinación valga deben cubrirse al menos 100 kilómetros a pie o 200 en bicicleta)


Y además se deben lograr los sellos que demuestren la caminata en la Credencial del Peregrino que es una especie de pasaporte.


(continuará)

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