En Vallarta hay gallos pintos y chinampones, unos con suerte suficiente y otros con capacidad por probarse para alcanzar objetivos que le quitarán el sueño al círculo rojo a partir de pronto…
En Guadalajara al alcalde Pablo Lemus le crece el complejo de Enrique Alfaro, ya que el gobernador desde que arrancó se ha dedicado a sr el yo-yo de su administración, siendo su propio promotor y enemigo, él mismo su ángel y su demonio, sobre él debe pasar todo, suceder el absoluto y nada se mueve si el pelón no hace por lo menos un guiño. Lemus ha decidido rebajarse a la altura de un regidor, un sujeto que estuvo en la cárcel por delitos relacionados con el asalto y la violencia con mano armada, un sujeto señalado por corrupción por todos lados y supuestamente perseguido en Estados Unidos por algunos delitos graves, sí, su pinche regidor le quita el sueño y le entretiene el tiempo al alcalde de Guadalajara y todo porque seguramente alguien le dijo que Carlos Lomelí Bolaños podría ser por tercera vez el candidato a gobernador de Jalisco por Morena, lo que yo leo es más simple, podría ser la tercera vez que pierda Lomelí, por lo que seguramente a Lemus le convendría mucho más tenerlo enfrente que al lado del gallo de Morena; los expertos son ellos.
Mientras tanto, al parecer en Puerto Vallarta Luis Munguía ha empezado su propia tarea, la que se le antoja, no la que está obligado a hacer por su salario, porque el güeyón y huevón líder estatal del Verde Ecologista se la ha pasado faltando a sus obligaciones como regidor en las que se discute nada menos que la ley de ingresos del municipio, lo que quiere decir que al regidor Munguía le vale madres lo que los Michel quieran cobrarnos por ser vallartenses responsables, para muestra, lo que sucedió la semana pasada, en la que se reunió la comisión que discutió sobre la nueva ley, su pinche ausencia le permitió al alcaldito nadar de muertito y salir ileso de la propuesta de ley que a todas luces ignora, entonces, la ausencia del melolengo del verde empató la “votación” y no sucedió nada con la pinche ley.
Luego se supo que el güeyón estaba de paseo, se fue a ver a la Claudia Sheinbaum y a hacerle la barba, pensando seguramente en el futuro mientras ignora que su talón de Aquiles siempre ha sido su presente. Sentadito con Sheinbaum seguro alucinó sobre la posible alianza entre el Partido Verde y Morena, primero en la federación que no sería sorpresa y que incluso está más que cantada y la otra sería la discusión de esta alianza en el estado, que no se ha formalizado y que sin duda le abriría un caminito al que no sabe ser regidor pero quiere ser ahora gobernador, y es que los pleitos entre Lemus y Lomelí desgastan a Lomelí y le expanden las posibilidades a personajes como Luis Munguía y Salvador Llamas Urbina.
La alianza entre el verde y Morena le permitiría a Munguía negociar más fuerte para él, sobre el riesgo de enfrentar una elección a ciegas y como siempre tirado a la suerte de la capitalización de la mentira y el engaño, esperando a que los astros se alineen para que las circunstancias lo hagan gobernador, sin embargo, también se habla de que está adelantándose a la comodidad para poder echar más hueva desde ya, poniendo sobre las mesas de “trabajo” su aspiración a la senaduría, una posición que no exige nada más que cinismo y conchudez por seis años.
Hablaba de Salvador Llamas, hace unos días me compartieron una reflexión que tomé como chisme, de la que deduzco lo que ya también dije, Llamas se ha alejado de Michel, quizás motivado por el desastre que representa Michel en cada paso y cada declaración que da, abonado por el accionar torpe, corrupto y vergonzoso del equipo que acompaña al alcaldito y que está más relacionado con uno de los hijos que con el compromiso de ver bien a Puerto Vallarta, por la razón que sea, Llamas tomó una buena decisión, esconder la cabeza y dejar que el alcaldito y sus ratones enfrenten las cobranzas de las facturas que emitieron, su merecido, pues, y para entender esto, hace falta nada más voltear a ver el último informe de gobierno del Profe Michel en el que solo hizo el ridículo ya que dicen, que al parecer aún con la maquinaria de un tal “Chuyín” (la maquinaria me refiero a una lanita invertida en camiones urbanos que llevarían y traerían raza a aplaudirle las pendejadas al alcalde)(no me refiero a la maquinaria que supuestamente le renta el hijo al papá y el papá al rancho), entonces, a pesar del esfuerzo, se estima que el poder político de convocatoria del alcaldito no llega ni a las trescientas personas, por lo que incluso yo podría echarle a perder el rumbo con una borrachera con carnitas. Ridículo. Entonces, sin la operación de quienes le ayudaron a llegar al alcalde, ahora está perdido, lo que significa que su gobierno ya no es prioridad para los que piensan, comen y zurran política todos los días. Salvador Llamas es uno de ellos, un estratega que fue lo suficientemente inteligente para tomar distancia y separar la basura.
El pasado de Llamas lo persigue como a Lomelí pero se dice que tiene mejores relaciones que el “doctor” allá en las cúpulas de Morena.
Dicho esto, entonces podemos deducir que allá arriba en donde se decidirá el futuro del estado de Jalisco para la elección del 2024 estarán sentados quizás frente a frente Salvador Llamas Urbina y Luis Ernesto Munguía González, en ese momento quizás la diferencia la hagan las órdenes de aprehensión, algunas por posible corrupción y/o por violencia “intrafamiliar”, lesiones, desvío de recursos o las que aparezcan y se acumulen.
Todo puede pasar, mientras tanto, Munguía y Llamas ya asomaron la cabeza en Guadalajara y se han preparado para ser llamados a cachetear a Lomelí y sentarlo por necio.
Último dato, ambos gallos tienen relaciones en el Verde Ecologista, habrían de sentarse a conversar y exhibirse sus deudas, mutuas o con el pasado individual de ambos.
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