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Rodrigo Aguilera

¿Para qué correr 42 kilómetros?

Si todo sale bien, este domingo 28 de noviembre correré el Maratón de la Ciudad de México. Será la sexta carrera de este tipo que buscaré completar.


Serán 42 kilómetros con 125 metros .

Como siempre, mi objetivo será terminarlo antes de que pase "la barredora". Como siempre también, los últimos 10 kilómetros, los más difíciles, se los dedicaré a las personas que son importantes para mí.

Cuando platico que haré esa carrera la mayor parte de las personas, quienes no lo han intentado, me ponen cara de "pinchi loco".

Otras y otros más considerados o cultos porque conocen la historia de aquel guerrero que corrió la distancia que ahora se considera oficial para avisar de una invasión y al terminar de dar la noticia cayó muerto.

Espero que no sea el caso, tomaré todas las precauciones. Pero paso al tema de la importancia que ha tenido para mí tener esa meta y por qué la extrañé tanto durante los tiempos en que la pandemia canceló estas competencias.


En primera este tipo de retos es personal. Uno no compite contra los otros miles de corredores. La lucha es contra esa voz que a veces dice ¿qué chingados haces aquí? También permite planear un ciclo de entrenamiento. Obliga a conservar la condición física, el peso, a hacerse pruebas y exámenes de laboratorio para saber si uno está en posibilidades de participar.

Da una disciplina pues. Y al estar corriendo se alcanza una sensación de equilibrio que ayuda a vencer la fatiga física del final de la prueba. Ah porque eso sí. Al terminar una carrera larga las ampollas serán la menor de las molestias. No se puede subir escaleras, es más, si uno se sienta en el piso a descansar es muy difícil levantarse.

La satisfacción de lograr un reto como ese es un aliciente más que suficiente. La meta del maratón de la Ciudad de México será el Zócalo, partiendo del Estadio de Ciudad Universitaria recorriendo muchas zonas emblemáticas de la capital del país, incluyendo el Ángel de la Independencia.


Así que aquí hay algunas razones por las que recomiendo a todas las personas que leen esto que, al menos una vez, intenten hacer una carrera larga, con todas las precauciones, entrenamiento paulatino y supervisión médica.

Les aseguro que es una experiencia que les cambiará la vida. Y no, no implica correr todos los días 10 kilómetros, implica planear la preparación para llegar al maratón pudiendo terminarlo sin lesiones, lo cual es el objetivo.


En mi caso, con el objetivo de correr muchos más maratones, incluyendo el de Vallarta el próximo año, la mayor parte de mi entrenamiento la realizo en un mini trampolín para minimizar el daño en las rodillas.

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