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Héctor Colín

Réplica de Madrugada


A las 3:17 de la mañana de este martes 20 de septiembre volvió a sentirse un temblor en Puerto Vallarta.


Como regularmente creemos, las réplicas que acompañan a los sismos son consideradas el reacomodo de las placas tectónicas que nos espantaron el sueño, el hambre o la tranquilidad. El día de ayer, luego de que el temblor sentido en la región fuera medida con una

Magnitud de 7.9 en la escala de Richter, los rumores acerca de las réplicas recorrieron el mundo a través de las redes sociales en donde los expertos se crecen al vapor, algunos desde Estados Unidos afirmaron que la réplica sería a las 4 de la tarde, apenas tres horas después del terremoto principal e incluso se alertó a la población sobre un supuesto tsunami que golpearía las costas de la Bahía que alberga a Puerto Vallarta, Bahía de Banderas y Cabo Corrientes; cosa que no sucedió.


Mientras todos dormíamos, algunos menos tranquilos que otros, la tierra volvió a espantarnos la tranquilidad y se nos movieron los colchones, salimos corriendo con la calma menos sugerida y el panorama fue más aterrador en la calle después del temblor que dentro de casa durante el fenómeno, y es que algunos pudimos darnos cuenta del pesado sueño de los vecinos, nadie salió, nadie lo sintió, excepto los perros, por lo que preocupa que un terremoto que casi alcanzó la magnitud de seis grados no haya siquiera molestado a mis vecinos, por lo que el peligro lo vivieron inconscientes y sobre sus camas.



A pesar de estar descrito como un fenómeno moderado, un terremoto de una magnitud de 5.9 en la escala Richter puede causar daños mayores en edificaciones débiles o mal construidas, por lo que, a pesar de ser una réplica para nuestra reciente experiencia, la importancia d estar fenómeno podría aislarlo del anterior para ser considerado como una réplica de NO MAMES.


Como dato curioso, relativo a la magnitud de 7.9 grados del temblor del día de ayer 19 de septiembre y de acuerdo a los efectos de cada escala Richter, llegar a los 8 grados podría considerarlo como un fenómeno catastrófico, épico o cataclismo, causando daños graves en zonas de cientos de kilómetros cuadrados a pesar de la cálida de las construcciones, por lo que no fue cosa menor que nos motive a poner atención al futuro.

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