Alcalde Luis Alberto Michel Rodríguez, ayer, tu gente se metió con lo más sagrado que tengo, a mi no me molesta lo que me dicen, no me incomoda porque es señal de que algo estoy haciendo bien por mi rancho, pero, la estrategia de tocar a mi familia no te lo voy a perdonar, significando la confirmación de mi consigna personal, ver crecer a Puerto Vallarta a pesar de tener gobernantes tan inútiles y cobardes como tú, como uno de tus hijos y como algunos de tus colaboradores.
Tenemos un alcalde al que hoy le da miedo salir a la calle porque en sus momentos de lucidez le recuerdan las tonterías que dijo, hizo o provocó con su demencia, su ingenuidad y su falta de capacidad.
Rodeado de personajes que nunca lograron nada, hoy tienen el privilegio de hacer algo por Puerto Vallarta, sin embargo, se han preocupado más en intentar molestar a quienes les recordamos todos los días lo pendejos que son, con evidencias, fotos y videos, para que no haya duda de que les está faltando lo más importante, el pago de las facturas que les cobrará el tiempo. Pónganse a trabajar.
Y no seré yo el emisario, no seré el cobrador y tampoco quien se burle, será todo un pueblo que hoy se silencia, por orgullo se traga sus palabras, no opina respecto a las decisiones que ha tomado Luis Alberto Michel Rodríguez como presidente municipal porque es una lástima, es no le da la cara a la gente.
La comprobación de las enfermedades físicas y mentales que, al parecer aquejan al alcalde, se asoman todos los días, estresan a sus aliados y alegran a sus enemigos; no seré yo el verdugo, no seré yo quien lo despida, serán sus aliados, su familia, las personas en quienes ha confiado mientras se encuentra lúcido y con el pantalón seco. Tu incapacidad no es mi culpa y la frustración de tu gente es mi entretenimiento.
Si vuelves a leer desde el principio, lo que escribo lo firmo yo, y todo lo que pienso, estoy dispuesto siempre a compartírtelo en persona, aunque como alcalde no tengas el valor de escuchar a un ciudadano o debatir con quien tiene un cerebro más fresco, una espalda más recta y un compromiso más fortalecido. Te busqué y abriste la boca, insinúas de mi mientras yo confirmo cosas de ti.
No sé si es Lucas, Llamas, el pendejo que tienes en Cultura, la muchacha que cobra en Comunicación Social, el Chaneque come hombre, la gente de la primera dama o la gente de tu hijo, pero tomaré los ataques personales como tal y me cobraré a lo chino. Conmigo lo que quieran, con mi familia no.
Entiendo que las personas llegamos a una edad en la que nos dejamos llevar, aflojamos el cuerpo y nos gotean los esfínteres, las cabras agarran monte y las rodillas nos traicionan, vemos más al proctólogo para evitar al oncólogo, llegará el momento en que tengamos una doctora que nos medique la memoria (si, lo sé), llegará un momento en el que debemos envejecer con dignidad, es tú momento, alcalde.
Las amenazas me han entretenido desde que esta administración empezó, no me molestan; me intrigan, no entiendo por qué razón a alguien le incomoda que le digan qué hace mal.
Si a usted como alcalde le molesta que le diga que no ha recogido la basura en la ciudad, que tiene abandonados a los policías, que el rastro está contaminado, que en reglamentos están cobrando piso sin comprobante, que tienes más aviadores que los que robaban antes, que el sindicato es un nido de ratas, que tu director de cultura es un pendejo, que la Roa te hace garras todos los días y le pagas, que le rentas camiones a tu hijo, que debes 10 millones en Bahía y Mirtha te tiene miedo, que las constructoras están amenazadas, que en el registro civil ya brotan irregularidades, que las obras que arrancas no son suyas; si a usted le molesta que le diga que fue un irresponsable con el festejo de fin de año, que la villa navideña es una porquería y muy cara, que tus eventos de box confirman que eres un naco sin valores, que los padres nuestros de las mañanas son solo de dientes para fuera, si a usted alcalde, le molesta que le critiquen sus viajes, sus ausencias, su faramalla con 10 escoltas, si a usted le molesta que le critiquen al que le carga el paraguas, que le digan viejito, que se burlen de su forma de dirigir las sesiones de cabildo; si a usted, Luis Michel, le molesta que nos den risa las putizas que le pone Carla Esparza y Luis Munguía diario, si le incomoda que le critiquen su falta de valor, su ausente compromiso, su dudosa profesión, su posible incapacidad médica para gobernar, si a usted le insatisfacen los medios que ha convencido para que te sigan, si te molesta que tu mala fama no se equilibre con todas las pendejadas que haces, si te molesta no recordar las cosas, si te molesta que te saquen de las reuniones porque manchaste un pantalón, si tu frustración es no controlar tu apellido. Si a usted le molesta todo esto, no es mi culpa, usted quiso ser mi alcalde. Algún día escribiré con el hígado.
Tres años pasarán muy lento, muuuuy lento.
En fin, mi querido Luis Michel, personal es personal. Tus Bots contra mi y yo ando sin nada qué hacer. El DIF es una minita de oro…
DURAS PALABRAS PERO QUE DEMUESTRAN VALENTÍA