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  • Héctor Colín

El Ayuntamientote de la Alcaldita


Una vez más caí en la tentación de acudir a una sesión de cabildo en Bahía de Banderas, para sorpresa mía, nuevamente la cita era puntual pero la alcaldesa se mostró igual que siempre, irresponsable, irrespetuosa, desconsiderada; impuntual.


Como es su pinche costumbre, la alcaldita llegó una hora tarde a su cita, por sus huevos y a su arribo, se deshizo de los presentes, de los ciudadanos que se preocupan por sus pendejadas y pretendemos cuidarle las manos a un gobierno que ha hecho más mal que bien, a un gobierno corrosivo con una pelada al frente.


En su reunión privada en donde tratan temas entre la alcaldesa y su estéril cabildo, lleno de burritos y burritas se juegan la honra y se reparten el pastelito de lo poco rentable que hacen el funcionamiento de Bahía de Banderas.



Un tal Josef, quizás diminutivo de Josefino es el encargado de su imagen hacia afuera, es el jefe de la “COMUNICACIÓN ESTRATÉGICA” (jajajajaja), del sobrepeso de una carátula manchada por la realidad de la personalidad de la alcaldesa, “peladas” les dicen en mi pueblo y al parecer Mirtha no se aleja ni se acerca al término.


La comunicación estratégica de la alcaldesa está evidentemente despedazada, en franca caída hacia un abismo que no le permitirá repetir y es que la naturaleza de la reelección era precisamente para mejorar la actuación d ella gobiernos, obligándolos a ser eficaces y rentables para los ciudadanos que tendrían la posibilidad de ver a sus gobernantes de nuevo con la responsabilidad de llevarlos por buen camino, sin embargo, en Bahía de Banderas las cosas no están bien, son lentas y torpes, no avanzan ni a mentadas. Así de mal la comunicación que no ha sido medida, ni siquiera por el mínimo interés de saber cómo está calificada la alcaldesa para aprovechar el tiempo y recular y tomar un nuevo rumbo.


En la sesión pasó lo mismo de siempre, los regidores no le entienden después de un año y hubo preguntas burras e intervenciones absurdas provocadas por su incapacidad y torpeza política.


Sin más, Bahía de hunde.

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