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El Eterno Enamorado

  • Foto del escritor: Héctor Colín
    Héctor Colín
  • hace 2 días
  • 4 Min. de lectura

Héctor Santana lo entendió todo, ahora es un ejemplo positivo para muchos alcaldes, tuvo mucho tiempo para planear su gobierno en caso de concretarse y no se desesperó, esperó a la vieja guardia del PRI sin resultados y los abandonó para sumarse a las filas de Morena, no solo para abanderar al partido guinda, sino para cambiarle la cara. La imagen que dejó Mirtha Villalvazo en Bahía de Banderas significaba para Morena un bache en su desarrollo político por Nayarit, muchos pensaban que no había manera de limpiar aquella pésima y vergonzosa gestión de quien se mantiene a salto de mata huyendo de la justicia.


Pasaron muchos años antes de que Héctor Santana fuera por fin alcalde de Bahía de Banderas, seguramente lo soñó por mucho tiempo y muchas veces; tuvo, como enamorado de un amor platónico, muchos momentos para meditarlo, para planear el encuentro con su gobierno, para saber qué haría una vez que lograra lo que tanto había buscado y tanto le había costado.


Se enfrentó a los grandes viejos de Bahía de Banderas para ganarse su lugar y se alió con los que debía sumarse, entendió que las campañas es una etapa de enamoramiento, en las que convences con solo palabras. Se maniató con la idea de que debía estar cerca del pueblo e hizo una campaña eterna por convencer al pueblo de que sería la mejor opción en la elección del 2021, regaló pescados, pollos, pasteles, estuvo con la gente y fue popular, después se hizo querido de todos y admirado por solo unos cuantos por su tesón, por su necedad y perseverancia. Aparecía en un pueblo regalando verdura sacada de quién sabe dónde y las doñitas, víctimas de la situación que vive el país, se alineaban con su bolsita para recibir una ayuda, una dádiva, un enganche por su voto.


Como político exageró con lo popular, su amor exagerado por su pueblo parecía sospechoso, lo vimos todos desde Puerto Vallarta, era muy similar al amor que mostraba Luis Munguía, pero de Luis teníamos antecedentes de su “huevonada”, de su displicencia y sus problemas con las sustancias apendejantes. De Santana no sabíamos nada, parecía el alumno de los plumones, el aplicado, el que pataleaba con las vacaciones y se preparaba para los exámenes, parecía una farsa bien armada y los bahiabanderenses le creyeron, le confiaron y le votaron a favor, lo quisieron como nuevo alcalde y por fin lo logró.


Antes de continuar quiero hacer público mi descontento con su gestión, ha borrado del mapa político a Luis Munguía, ha hecho pedazos su gobiernito, lo ha humillado sin querer, lo ha vejado a su antojo y nos ha dejado a los vallartenses con un mal sabor de boca, con el hocico oliendo a celos y envidia. Necesitamos en Vallarta un alcalde como Santana.


Es evidente que para que un gobierno funcione hay que tener valor, energía y mucha terquedad. Estar acompañado de un buen equipo es clave pero no es lo más importante.


Más de 100 obras públicas en Bahía de Banderas en menos de un año, sí, las he visto yo, calles pequeñas y obras que quizás no ameritan que venga el gobernador pero todas significan un avance, una salida digna del abandono de décadas, todas son importantes y de impacto social medible, todas pagadas y facturadas, lo que significa que el dinero de la raza de allá está funcionando para algo útil y no para comprar departamentos en donde se drogan los políticos. Héctor Santana está haciendo rendir la lana que su pueblo produce.


Para este momento pensarán que esta “chingadera” que escribo está patrocinada, “maiceada” como dicen, y no hay nada más alejado de la realidad, solo es una opinión con base en la envidia a Bahía de Banderas y un reconocimiento público a lo que es evidente, Santana es el eterno enamorado, el eterno candidato que no ha entendido que ya no está en campaña… o quizás sí.


Los temas de seguridad son difíciles de enfrentar, se pueden contener pero no desaparecer, se ha hecho la lucha con los motolocos metiéndolos al “redil”, con operativos eficaces y medidas que han puesto a pensar dos veces a los infractores, con trabajo comunitario incluso, lo que significa que, en vez de recibir una multa por no usar casco, te mandan a barrer las calles o pintar camellones. APLAUSOS!


Mientras la directora de Seguridad Ciudadana de Bahía de Banderas se entretiene tratando de colocar su imagen en paginitas con información a modo para buscar “algún día” ser candidata a algo allá en Bahía, la seguridad del municipio depende de lo que Héctor Santana decida y lidere, por lo que la corporación policial ha encontrado ahora sí, un verdadero comandante.


Oromapas es un monstruo que creció desproporcionado y será difícil que encuentre un orden, tiene un retraso al menos de 30 años en su infraestructura.


Servicios públicos funciona, a marchas forzadas pero funciona bien.


Héctor Santana suspira todo el tiempo, escucha a su gente y busca solucionar problemas, se nota comprometido al grado de parecer enfermizo. Es el eterno enamorado que busca quedar bien sin darse cuenta de que en menos de un año, para los habitantes de bahía se ha convertido históricamente, en el mejor alcalde de Bahía de Banderas.

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