Al menos 60 periodistas salieron de abajo de las piedras en la primera convocatoria del alcalde, algunos por hambre, otros por curiosidad y otros por el simple hecho de molestar acudimos a la cita para comer huevitos.
A las 9 de la mañana de hoy se “celebraría” con un desayuno del River Café y unas palabras mal estructuradas del alcaldito para intentar resarcir el daño hecho a la comunicación social en el municipio. Y es que desde la llegada del gobierno morenista del alcaldito, la comunicación social ha sido hermética, provocada por la ausencia de argumentos cuando se cometen errores y es entendible, te caes en la calle por pendejo y lo único importante es levantarte, esperar que nadie te haya visto y continuar con tu dignidad hecha pedazos sin decir una palabra de tu estupidez.
La prensa tiene hambre, de comida, no de información, porque la información allí está, la desinformación es nota, el ostracismo en el que vive el alcalde es nota, no es figura pública porque no le conviene, no tiene argumentos, se cae en repetidas ocasiones y no tiene forma de justificar su torpeza.
Me invitaron formalmente, al llamado atiendo como medio y como ciudadano, la convocatoria del líder de tu ciudad, de tu pueblo o tu comunidad es de obligada asistencia, por eso vine, a verlos, a escucharlo, a sentirlo cerca y verlo a los ojos y confirmar lo que siempre he dicho, el alcaldito está frito.
Toda mi vida he visto medios pero nunca vi tantos, jamás saludé a tantos periodistas juntos, ni siquiera en una campaña presidencial en alguna capital de estado; hoy aparecieron decenas de ellos que no han cumplido (no todos) con su compromiso de informar sobre la realidad de lo que sucede dentro del municipio que nos arropa. La información allí está, el gobierno está hecho pedazos, el alcalde no reacciona y quien manda, dicen, es el hijo Chuyín del presidente, y cuando digo manda, significa que lo hace a lo pendejo, porque incluso para ser malo hay que ser bueno.
Carolina siempre cuestiona, siempre cumple, se le unió Doraliz en su intentona por convencer al alcalde de hablar con su comisario y con el director del Seapal, el alcalde dijo que hablaría con ellos otro día pero nadie se dio cuenta de que estaban sentados allí al lado, juntitos, cerquita, lo suficiente para que el alcaldito se levantara los calzones y dejara de la tapadera, ese era el momento de convertirse en héroe a imponérsele a sus empleados, el de la policía y el güeyón que cobra por llevarse tu caca.
El alcalde no tiene oficio ni valor, no es político, jamás fue administrador y líder, se notó, perdió su oportunidad de ganarse el respeto de todos preponderando el interés público ante el particular, se “guangueó”.
Y pues bueno, los miles de pesos de hoy se fueron al carajo porque una vez más, el alcaldito no supo capitalizarlo, nadie le dijo qué decir y cómo reaccionar ante los cuestionamientos.
Ya Pa irme, los chalanes del alcalde, el del Seapal y el de la policía no se atrevieron a hablar, se hicieron pendejitos, se hicieron chiquitos y observaron al horizonte para camuflarse con todas las pendejadas que le sucedieron al alcalde en 37 segundos.
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