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  • Héctor Colín

Qué Pasó con Claudia?


Busqué en librerías Ghandi el libro “10 maneras estúpidas de perder una Campaña Política” con la esperanza de regalárselo a quienes pretenden hoy defender la campaña de Claudia Delgadillo.

Había pensado dejarlo pasar porque no tenía mayor importancia pero ha adquirido relevancia en los últimos días debido a la reacción falaz de los energúmenos defensores de la 4T.


El contexto corto es el siguiente. Hace unos días se llevó a cabo en Puerto Vallarta el tercer debate entre los candidatos al gobierno del estado de Jalisco, Laura Haro por la alianza PRI-PAN Y PRD, Pablo Lemus por Movimiento Ciudadano y Claudia Delgadillo representando a todos los partidos que sobran y que encontraron en Morena la simbiosis para sobrevivir al desprestigio. En la primera parte del debate, Claudia llamó Pablo Alfaro a Pablo Lemus, con la intención “chistosa” y “chingativa” de desprestigiar a Lemus relacionándolo con el gobernador actual de Jalisco, Pablo no reaccionó, Laura lo llamó mentiroso y tampoco reaccionó; en el segundo debate las cosas se pusieron más intensas y Pablo se defendió exhibiendo a Claudia Delgadillo con asuntos que están fundados y dentro de un expediente judicial en el que Claudia salió embarrada por un supuesto fraude millonario; en al tercer debate, Pablo reaccionó como respuesta a los ataques y las señaló por su pasado en en viejo PRI, nada relacionado con un tema de GÉNERO, pero las candidatas se ofendieron y reaccionaron en consecuencia y sin sentido, argumentando que lo denunciarían por violencia política de género, lo que es ridículo porque se les señala por tener un pasado oscuro y cuestionable y no por ser mujeres, pero la tendencia actual es de tirarse al suelo y esperar a que las levanten, cosa que no sucedió porque terminaron señaladas como ridículas. Pero lo importante no fue eso, sino lo que sucedió después, y es que en un acto por demás abusivo de la cordura, la decencia y el respeto a los que se nos adelantaron, el partido verde y la candidata de Morena decidieron rendirle un homenaje a Francisco Sánchez Gaeta, el joven médico y activo político quien fuera supuestamente asesinado un par de días atrás (de esto ya nada se supo y nadie preguntó), ventajoso evento en el que la prioridad era la exhibición de buenos sentimientos para capitalizar lo político y no lo personal, cuestionable porque se han aprovechado del sufrimiento para sacar raja política. Pero ese tampoco es el tema que nos ocupa hoy; un día después, en San Sebastián del Oeste se convocó a un mitin político al que llegaría Claudia Delgadillo a promoverse, a llevar la palabra de la 4T e intentar convencer a la raza de que Morena ya no es el PRI en voz de una priista, al evento llegó puntual el convocado, sin embargo, la candidata de Morena a la gobernatura de Jalisco llegó en un estado evidentemente inconveniente, con la mirada perdida, el paso tambaleante y un nivel de euforia incomprensible que no le permitía hilar palabras para lograr congruencia y elocuencia, parecía estar ebria, cosa que no habría sido mayor problema si se recarga en el argumento de la excelente raicilla y el dolor de haber perdido a un amigo, incluso de haber celebrado lo bien que iba su campaña, pero sucedió lo contrario, Claudia salió en medio de los brazos que la ayudaron a caminar y confundió a todos con las palabrejas que nadie le entendió.



Borracha?, no pasa nada, nada que no hayamos visto antes, sin embargo al parecer la candidata decidió enviar a sus lacayos, a quienes deberían cuidarle el frente y no la espalda para defenderla y se les hizo fácil decir que lo que había pasado con Claudia Delgadillo había sido un problema de salud, un bajón en el azúcar, una subida de presión y una peligrosa señal de estrés acumulado. Todos estos últimos “síntomas” son graves para los que entienden sobre la salud, Claudia, de haber sido ese el caso, debió haber salido en ambulancia y no en los brazos de quien le cuidaba el paso para no hacer el ridículo peor.


Regresando al tema principal sobre el libro que les comenté, Claudia está cantando la tumba de su carrera política sin saber que el enemigo es quien no le cuidó el frente. Ahora tendrán que ser disciplinados y esperar más reacciones porque si se les fue una y no la entendieron, las consecuencias se van a sumar y ocasionar más desventuras de este tipo en lo que queda de la campaña de Claudia.



Esto curioso, un shock hipoglucemico hubiera dejado a la candidata inconsciente en el lugar; obviamente necesita tratamiento, empezando por una coquita de vidrio y unos rollos de guayaba de Talpa; si el caso fue el que sospechamos, una campechana enchilosa y unas cervecitas aliviarían el pesar postdebate.

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