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  • Héctor Colín

Tengo un Grano en la Nalga


No lo quería, no estaba planeado, jamás lo vi venir pero no hice nada para evitarlo. Hoy, tengo un grano en una Ignacia.


No me puedo sentar, porque me es incómodo para caminar así que ni planes hago, el grano no sabe que existe, no tiene vida propia, tiene una gran responsabilidad pero no la conoce, en algún punto se irá y lo colocaré en lo más alto de mi lista de cosas odiosas.

No sangra, allí está, siendo repugnante por su naturaleza enfermiza, inútil para lo positivo pero muy útil con todo lo negativo. No lo veo, pero lo siento, sé que allí está, estorbándome, haciéndome la vida difícil mientras el tiempo corre.

Los granos son inflamaciones, producidas por la infección de bacterias, me irritan los folículos y pueden obstruir vasos sanguíneos y se coloran de rojo, tintito.


Es feo y me avergüenza.


Un grano en la nalga es el resultado de una mala alimentación, de soslayar lo importante para nuestras vidas, lo primordial para estar bien, ya está aquí y no puedo hacer nada hasta que se largue solo. He intentado pellizcarlo para que no duela tanto pero no funciona, allí sigue, jodiéndome la existencia.


Si me siento, jamás se irá, si me relajo y trato de no pensar en él, no lo logro, el grano ha llegado para entorpecer mi vida y obligarme a valer tanta madre como él.


Está en la zona más importante, pareciera que el karma me lo ha enviado, pero no, me descuidé y llegó.



No sé si en general, si los granos tienen problemas de memoria, pero este parece tenerlos, se le olvida que ha llegado para estar allí nada más un rato para progresivamente desaparecer.


De pronto veo otros granitos que parecen odiarme y tienden a amenazarme con aparecer, pero no, el grano es el grano, doloroso e incómodo siempre, si duermo, me acuerdo de él, si me levanto me acuerdo de él, el pinche grano me tiene harto.


Los especialistas no pueden hacer nada, sostienen que efectivamente, en algún punto desaparecerá, eventualmente será solo un mal recuerdo pero por el momento un pinche grano en la nalga puede molestarnos a todos.

Es tan malo, que no me atrevería a que me lo vieran, a que me relacionarán con él, digo, está en mis nalgas pero yo nunca lo quise.


Podría ponerle nombre al pinche grano pero ya lo tiene, se llama Luis y se apellida Michel, creo.

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