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  • Héctor Colín

¿Qué Asusta al Presidente?


Así es como se discuten los temas a sus espaldas...

Escuchaba a Shakira y me acordé inevitablemente del alcaldito. “Bruta, ciega, sordomuda, torpe, traste y testaruda. Es todo lo que he sido. Por ti me he convertido, en una cosa que no hace, otra cosa mas que amarte pienso en ti día y noche y no se cómo olvidarte. Cuántas veces he intentado enterrarte en mi memoria…”. El Profe Michel luce DERROTADO.


Desde la polémica sesión de cabildo convocada para el día 30 de septiembre pasado y de la que se desprendiera un primer receso de unos cuantos días debido a que la regidora Carla Esparza puso en jaque al alcalde de Puerto Vallarta con denuncias públicas sobre supuestos sobornos para aprobar la ley de ingresos del municipio, me decidí a asistir a las sesiones para que nadie me platique.

El martes consecutivo a la primera sesión fue la cita a la continuación del receso; el alcalde llegó media hora tarde y no perdió el tiempo en puntos generales, no se atrevió a escuchar a nadie más que a su corta memoria y como pudo, pidió la votación para la aprobación de un nuevo receso a la discusión de la ley que debía aprobarse a la brevedad, en la votación, la mayoría autorizó el nuevo receso un nuevo respiro para el alcaldito, lo que no significaría librarlo del problema que tendría que enfrentar sí o sí.

Una semana después de aprobado el segundo receso a la discusión de la ley inmoral, mal hecha y a todas luces abusiva para los ciudadanos de Puerto Vallarta, debía el alcalde sentarse nuevamente a presidir la sesión de cabildo en su tercera parte, para ello, los mitotes corrieron de manera divertida mientras el tiempo corría. Como disciplinado que soy del tiempo, llegué media hora antes para apartar mi lugar en el circo para ver el show de cerca, sin palomitas, sin sobre, sin desayunar y con un café reciclado, el objetivo era trabajar y no hacerme pendejo, mientras esperamos, algunos hicieron sus quinielas para apostar sobre lo que pasaría en la sesión pospuesta dos veces y dado a que dudamos muchos de la valentía del Profe Michel, pues creamos nuestros escenarios, mismos en los que en ningún caso saldría el alcalde bien librado.


Yo creí que la ley no se aprobaría, el desgaste del alcalde ya no le alcanza para sus caprichos, para las pendejadas que le sugieren que pase a aprobar para chingarse a los vallartenses, los números ya no le dan y se ha vuelto temeroso, al grado de apostar en la quiniela a que el alcaldito solicitaría un nuevo receso para salir corriendo.


La otra opción era que se aprobara, considerando que pudieran llegara convencer a algunos personajes de la oposición, no con argumentos sino a billetazos, como dicen que funciona el hijo del alcaldito desde que carga dinero ajeno para invertir y ganar más dinero ajeno.

Una opción más, sería la aprobación de regresar la “ley” a la discusión en la comisión especializada en su análisis, en donde el alcalde enfrentaría a la mayoría con su minoría, porque dicen, que es el mejor lugar en el que el Síndico toma valor y se une a las causas que benefician más a Vallarta que a los Micheles.


La más descabellada pero quizás muy posible, fue el vaticinio sobre que el alcalde no se presentaría por una supuesta enfermedad, alargando aún más la sesión que como ya lo dije, tendrá que enfrentar sí o sí para hacerse responsable de la pendejada que alguien le sugirió que presentara.


Como la Shakira, el alcalde parece ser bruto, ciego, sordomudo, torpe y no sé cuántas cosas más, en la tercera parte de la sesión que se convocó para ayer, el alcaldito llegó dos horas tarde, el panorama era desalentador desde el principio y se nota así desde que ves salir primero al síndico, lo que significa que lo mandaron al pito de la reunión previa o de plano se negoció su postura con antelación, quizás salió antes para hacer lo que todos vimos, a hablar en privado, de boca a oreja con todos los que llegaron primero que el alcalde, a quienes llegaron a desayunar y esperar a que el Profe se presentara a su “juicio”. El síndico fue puntual, se acercó a todos los regidores y sonrió con cada uno, al parecer el asunto estaba planchado hasta que el “melolengo” del secretario general lo hizo regresar a la oficina del alcalde, a donde no entró, sino que lo hicieron esperar en el pasillo, quizás para preguntarle cómo le había ido con el convencimiento o quizás para convencerlo a él, nadie sabe porque nadie informa, lo que se ve se juzga.


Decía que el secretario es un melolengo por una simple y sencilla razón, Felipillo es un sujeto que trabajó en la secretaría general durante muchos años y era identificado como el güeyón que saca las copias, era tan malo que fue ayudante de Víctor Bernal y de Paco Vallejo, por lo que no se le podía exigir aprendizaje previo porque ya conocemos las historias de sus dos anteriores jefes, por cierto que, Víctor es tan mal político que es el único menso que ha sido rechazado por el basurero político que es Morena en todo el país, sí, el único menso rechazado. Volviendo a Felipillo, el güeyón era el de las copias y ahora es el que le habla al oído al alcalde, esa es una razón poderosa para pensar en que el alcalde no tiene la culpa por verse mal, por parecer inepto, sino que le hace demasiado caso a sujetos que no le abonan en nada a su gobierno, como su hijo, por ejemplo, quien lo metió en semejante problemón con esto de la ley y del que se desprenden peligrosas consecuencias, las menos, la responsabilidad judicial de sus directores, las más, la responsabilidad judicial de los regidores y la peor, el juicio político que se asoma en la ventana de la alcaldía vallartense. No puedes escuchar a un pendejo.


Luego de tardarse dos horas en llegar a la sesión que él mismo convocó, y aquí viene la primera estupidez, reúnete antes, plánchalo y sal convencido de que está todo listo para salir victorioso, si no, no salgas, huye, escóndete y espera que nadie te encuentra mientras la historia hace pedazos tu reputación.


Vuelto al asunto, el alcalde, después de dos horas de retraso salió a dar la cara, parecía todo listo pero no, la primera señal de su inseguridad fue su cortesía extrema, saludar a todos los presentes a la sesión, uno por uno, sin mirarlos a los ojos y sin saber a quién saludó, incluso a mi, dubitativo caminó por todo el salón de cabildo, lento y temeroso tomó su silla y se sentó, lo primero que hizo fue cederle la voz a su secretario, consejero y principal “PLOMO” para que pasara la lista, estaban todos los regidores, todo estaba listo para ver triunfar al alcalde después de haber preparado la sesión durante dos horas, sin embargo, el Profe levantó el micrófono y pidió la aprobación de un nuevo receso, OTRO PINCHE RECESO, eso es incapacidad y no mamadas.


Antes de la votación, la oposición abrió la boca y se ofrecieron a entretenernos, a tratar de convencer al alcalde de ser coherente, mientras tanto, el alcalde miró al cielo en busca de una solución, de esas que se mencionan en la “biblia” y que quizás le ayudarían con el embrollo en el que está metido, en la oreja izquierda estaba hablándole un tal Jesús, en la oreja derecha el melolengo del secretario general de su ayuntamiento, ¡vaya par de inútiles sin experiencia! a los que se ha decidido atener el alcaldito y que a todas luces no le han abonado en nada y como buenos pantanos lo hunden cada vez más en un terreno del que no saldrá nunca si continúa comportándose como la canción de la Shakira.


En fin, un tercer receso para el alcaldito, más aire, un respiro más durante una semana para que su hijo lo convenza de que están haciendo algo bien mientras dan pasos firmes hacia la ignominia, en el mejor de los casos.



Ya pa´ irme, REGIDORES, no mamen con el “refrigerio” que les sirven, hay gente que estuvo esperándolos durante dos horas y a quienes no se les ofrece un refrigerio igual al de ustedes, no abusen, no sean egoístas y dejen de parecer pendejos tratando de lucirse como si le hicieran un favor a los vallartenses. Traguen en su casa y dejen de ser parásitos, sobretodo los de Morena, quienes parece que no les dan comida en su casa y se creen “cagados” por los dioses.


Repito, a los cobardes no les hacen corridos.

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