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  • Héctor Colín

Why so Serious?



La estrategia no funcionó, no hay dinero y las cuentas ya no salen, los regidores que llegaron con él, ya cavaron sus trincheras y se amotinaron en su contra, la oposición se alió a los nuevos rebeldes, los “viejos aliados” huyeron porque los apalearon y no fueron defendidos, no hay obra, en Morena los Michel son ahora los apestados, en el futuro no hay oportunidad de volver a participar, la administración está quebrada, los empleados ya no están contentos, los gobernados están desesperados, las condiciones de la Ciudad esta  cada vez peor porque los problemas se acumulan y no se vislumbra ninguna solución, la delincuencia está imparable, no hay programas sociales, la incapacidad de los directores es peligrosa y en el rostro del alcalde se dibuja una sonrisa siniestra que nadie entiende.


Por qué el alcaldito está tan serio, por qué no hay declaraciones sobre el estado que guarda su gobierno, por qué no rinde cuentas parciales y establece criterios para dar certidumbre sobre lo que se supone que debería estar haciendo.


Why so Serious?, es una frase salida de una película de fantasía, el personaje es un loco con una vida perturbada que le hace pensar que sus acciones, a pesar de ser malignas y violentas, son correctas, el Guasón, enemigo de Batman, risueño y perverso, es una asesino al que parece no importarle el dinero sino la satisfacción de ser vengativo e influir en el destino de una ciudad que él supone está sumida en la penumbra por el crecimiento de los pecados y la delincuencia.


Por qué el alcalde no sonríe?, las cosas no están bien y no se le ve cómodo, tampoco perturbado, deambula con un semblante sin expresiones legibles, no es claro mientras su gobierno se derrumba, ha dejado que a sus aliados los apaleen para quedarse solo y no sabemos si es una estrategia planteada en su cabeza o es la idea de alguien más que pretende destronarlo poco a poco.


No hay declaraciones, su gobierno se desmembra todos los días y no habla para justificarse, ni siquiera para defenderse, no lo hace ni por instinto, quizás El Profe no habla porque no sabe, porque el alias de “Lelo” de la secundaria fue el más correcto que pudieron darle, o quizás porque no lo ha entendido, puede ser también que no se haya dado cuenta, que la burbuja en la que vive le impide leer sus condiciones, su estado actual, la brillantina de sus escoltas y la comodidad de ser tratado como Rey también le obstaculizan la observación y de su gobierno despedazado ni se entera.


El Profe es el supuesto líder del rancho, una responsabilidad que le llegó por accidente, porque las condiciones le fueron creadas para serlo y su capacidad no da ni siquiera para abrocharse los zapatos, hoy esa actitud no sirve, porque ni siquiera lo vemos sonreir con perversión para saber si quiera que lo que hace es a propósito; eso da miedo.


La declaración de emergencia o de estabilidad no es un acto que se le sugiere, se le demanda y pronto se lo exigirá la autoridad para que dé la cara y deje de sonreír, para que deje de hacerse pendejo con las cuentas tratando de proteger a quienes le pusieron una diana en el pecho para ser fusilado por la ley.


El personaje es un payaso, un ignorante de la ley, un sujeto que experimenta un mundo distinto todos los días en su cabeza, luce un atuendo descuidado y le da miedo a los niños, el otro es el pinche Joker de Batman.


Ya viene el informe de gobierno, el primero y quizás el último, uno nunca sabe qué pueda pasar.

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