La Monarquía Morena…
Puerto Vallarta, Jalisco.- Ayer fui a la tortillería y me eché un chisme buenísimo, me alcanzó para cuatro taquitos de sal que no me cobraron o me robé por andar en el mitote.
De príncipes y princesas, de reyes y reinas… pero de carnaval de pueblo. La nueva “monarquía”, con pocas semanas gobernando con la camiseta de Morena, se ha institucionalizado como una nueva forma de vida que por lo menos sirve de mal ejemplo. En Bahía de Banderas y en Puerto Vallarta, los nuevos funcionarios se hicieron sus escudos “reales”, izaron las banderas en los confines de sus reinos y ahora saludan a lo lejos y con la mano sin guante de seda, con dos cortos y dos largos, con beso soplado y un medio grito para acelerarle el paso al negro que les echa aire y los cubre con un “paraguas”.
Las redes se han vuelto bizarras, de lo chistoso a lo lamentable, de ser útiles se hicieron entretenidas para cuando uno lava los calzones en el río o chismea en la banqueta.
La habilidad de las tortilleras es para un premio, recogen la tortilla de la máquina y la colocan en la báscula, la pesan y la arropan mientras hacen cuentas sobre el cambio con la otra mano toman monedas y una bolsita pa llevar, podría apostar que no hay tiempo para el chisme pero resulta que su habilidad hace que sobre y el tiempo vuele.
Resulta que la señora estaba alucinada con la nueva vida de mi amiga Mirtha Villalvazo, quien dio el salto a la farándula y la vida pública de la “socialité” de Bahía de Banderas la “Huicha Dominguez” resaltó mientras me enrollaba la primer tortilla con sal; mi opinión, a pesar de intentarlo objetivamente y con el afán de hacerle un paro a la alcaldesa, fue tratar de explicar que quizás la nueva vida e imagen de Mirtha se justificaba con el nivel de su posición y que como representante de Bahía de Banderas, pues ella puede hacer lo que se le venga en gana, mientras luzca Bien y de Buenas. Peinadaxo, vestidaxo y no sé qué más dijeron que no entendí pero entre líneas comprendí que había envidia porque Mirtha tiene tiempo de peinarse y mi doña de las tortillas ni desodorante traía.
Las diferencias son abismales y los líderes políticos se han alejado de la realidad de sus pueblos.
¿Cuánto costará a los ciudadanos la escolta que cuida a Mirtha, a Michel y sus familiares?
Si sacamos cuentas, son varios salarios, algunos policías desviados de sus funciones, unos cuantos vehículos que necesitan mantenimiento y gasolina. Yo también quiero ser presidente.
Hoy, Mirtha utiliza sus propias redes del gobierno de Bahía pare echarse flores, felicitarse por su cumpleaños y aprovechar las ocho mil fotos que pide esperando que una le salga buena, dicen.
Bájele dos rayitas que, su gente en Bahía de Banderas atraviesa tiempos difíciles y es ofensivo ver a los líderes darse la vida que prometieron para su gente y no para ellos, porque es claro, si la alcaldesa anduviera en chinga, ni desodorante usaría. Andar en chinga significaría una entrega total a su pueblo y no a la imagen que aumenta los likes y potencia el autoestima.
Por cierto que sigo esperando la siguiente “trivia” del Gobierno de Bahía de Banderas para pararles otra chinga por imbéciles.
Enrique Alfaro no se queda atrás. Pero que hueva tocar ese tema.
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