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  • soycolin

Los Reyes, en San “Sebas”


Los Reyes, San Sebastián del Oeste, Jalisco.- Al norte, al Este, o sabrá Dios pa dónde está. Agarré camino desconocido, nuevo para mi pero aparentemente muy viejo para la historia de la región, con poca información sobre la ruta y con un camino adecuado para una aventura ligera de fin de semana en esos en los que no haces nada más que buscar un abarrotes en donde hay más veladoras y repelente de moscos que refresco frío y papas decentes para combatir el hambre de no haber desayunado antes de tomar la brecha.



A 17 kilómetros del pueblo de San Sebastián del Oeste y unos 8 de Santiago de Pinos en el mismo municipio se encuentra Los Reyes, pueblo pequeño de caserío limitado a la ladera de la montaña y a la cascada que dibuja un paisaje Perfecto para perderte un rato en el bosque hasta encontrar un muro con formaciones de prismas que se utilizan para el “rappel” y una aventura extrema que podría no terminar bien, si consideras las condiciones del camino y la lejanía de la atención más cercana.

En los Reyes no hay comida, hay 3 tiendas que siempre están cerradas y con más perritos que gente. Al parecer duermen siesta porque parece pueblo fantasma, nadie te ve, ni siquiera para molestarte con la mirada que juzga por haberte adentrado tanto en los pueblos sin saber qué esperar. Te espanta el hambre, los moscos y la posibilidad de perderte en el camino, si te gusta la aventura, dale, no pasa nada, lleva agua extra y algo para botanear.



54 habitantes, dicen. Vi 7 y me vieron como 15. Los reyes parece tener una historia que nadie cuenta, que la lees en sus techumbres, en la arquitectura, en la iglesia al pie de un risco que termina en el río a 20 metros de caída libre. Clima templado de verano, 20 grados en el termómetro y tres docenas de zancudos persiguiéndote como vendedores de tiempo compartido.



Los Reyes es de esos pueblos a los que agradeces llegar con suerte y prometes no volver porque en 15 minutos consumiste todo lo que como turista de podía consumir.

Parece que fue minero pero nadie sabe, parece haber sido abandonado, pero no, hay raza todavía que de algo vive y no quise ni preguntar porque turistas éramos dos.



La gastronomía es de Chettos, una coca sin gas y agua tibia. Como tradición, al parecer el baño para todos es después de las 5 de la tarde y antes de que oscurezca, se turnan por alguna razón y lo notas porque caminan todos con una toalla bajo el brazo.


Está bonito, digno de visitar y disfrutarse un rato.


Viaja local, sal de tu pinche casa. Les dejo fotos para que se les antoje.

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