Seguramente fue un sábado cualquiera en el que te lavas los calzones y recoges la caca del perro para entretenerte mientras nada pasa, cuando le llamaron a Lupita para informarle que la nueva ley le garantizaría a una mujer una candidatura por la alcaldía de Puerto Vallarta y los davalistas la habían señalado a ella. Contra todo pronóstico, Lupita aceptó la encomienda de dientes para fuera, sin lavar ni recoger, se anudó el cabello y salió a la calle con un solo propósito, representar a las mujeres de toda la región y abanderar una causa donde encapsuló la esperanza de las mujeres, la confianza de un equipo, el criterio de una mujer y la voluntad de una madre.
Con cero puntos en las encuestas, con un racero en contra y con la incredulidad del pendejo círculo rojo que dizque le entiende a la política, Guadalupe Guerrero trazó sus primeros discursos sin pies ni cabeza pero… le tomó poco tiempo investigar, empaparse de información suficiente para saber hacia dónde iría con su proyecto y sentó a los más grandes líderes y los hizo afirmar con la cabeza para sumarlos a su proyecto.
Siempre he creído que el peor enemigo de una mujer es una mujer y las últimas semanas lo confirmé, “ches viejas” diría Omar Arce. De amante de Dávalos y Hermana del Mochilas la etiquetaron para intentar distraerla mientras a Lupita le valió madres y caminó en la calle para conocer a las señoras que, por responsables con su familia, no tienen tiempo de chismorrear en las redes y que le entienden mejor a la afrenta de llevar por buen rumbo un proyecto, del tamaño que sea.
En pocos días, las encuestas más bondadosas la colocaron con 12 puntos contra los 40 que traía Morena sin candidato. En aquel entonces no se le paraban ni las moscas y a ella le tocaba pichar las cocas. Los que saben, entienden que 12 puntos en una semana es una señal de que algo sucede atrás de Lupita Guerrero que, si fuera hermana del Mochilas pues el apellido sería Guerrero Martínez, pendejetes.
En tres semanas de campaña apaleó la imagen de Morena. El primer sábado colocó en la misma bolsa la caca del perro y al verde con Munguía. Morena sigue de vacaciones, sin poder controlarse a sí mismo, como epiléptico en la parada de un camión, todos lo ven morir pero nadie ayuda, algunos se ríen y otros nada más toman fotos. Luis Michel y Carla Esparza parecieran no tener intenciones reales sobre un proyecto en Puerto Vallarta y se la viven escupiéndose la cara mientras que en el divorcio las bases del Partido lloran y voltean de reojo al proyecto de Movimiento Ciudadano.
Ayer, se exhibió un sondeo en el que Guadalupe, por primera vez se muestra por encima de sus adversarios. A más de un mes de la elección y por mucho camino por recorrer, ya se vislumbra una clara tendencia que no le permitirá a Lupita recoger cacas y lavar sus calzones por los próximos tres años, al menos.
Si no me cree, escúchela. Salga a que le pegue el aire y deje de hacer chisme como si fueran comadres.
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